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| Licencia Creative Commons CC0, extraido de Pixabay |
Nuestra realidad se ha visto alterada por la afluencia de nuevos espacios virtuales donde nos relacionamos y donde aprendemos. Las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) se han integrado tan profundamente en nuestras vidas y en las vidas de nuestros alumnos que se han extendido a casi la totalidad de las actividades que hacemos en nuestra vida diaria o, dicho de otra manera, vivimos en una sociedad audiovisual.
Estos cambios afectan también al proceso de enseñanza-aprendizaje haciendo que nos cuestionemos principios tan fundamentales como dónde enseñar, cómo, qué, con quién e incluso para qué. Se trata de un nuevo desafío al que como educadores debemos dar una respuesta.
En estos tiempos convulsos, se hace más necesario que nunca formar ciudadanos digitales de pleno derecho, críticos e integrados, con estándares éticos y morales elevados. Debemos conseguir que nuestros alumnos sean conscientes de su aprendizaje y formarles para que puedan hacerlo de manera autónoma, prolongándolo durante toda su vida. Para ello hemos de proveerles de estrategias, habilidades y conocimientos que los permita buscar, gestionar, analizar, contrastar, evaluar información y crear nuevo conocimiento partiendo de ella.
La enseñanza de lenguas, claro está, no queda excluida de esta realidad sociológica. Como docentes debemos asimilar estos cambios, adaptarnos a esta nueva realidad y aprender a explotar estos nuevos entornos de aprendizaje. Las TIC aportan un nuevo mundo de posibilidades a los profesores y a los alumnos y a la forma en que interactúan entre ellos. Han hecho desaparecer los límites de la participación, por ejemplo, con el uso de las redes sociales para comunicarse con personas de todo el mundo o el uso de foros o wikis para trabajar de manera colaborativa.
Por tanto, es esencial que los docentes seamos capaces de aprender a usar estos nuevos recursos y lenguajes con el objetivo de aplicarlos en nuestras clases, de manera que los aprendientes den el paso de consumidores de contenidos a ser creadores de los mismos, desarrollando con ello su competencia digital.
El mundo que conocemos cambia a gran velocidad y debemos preparar a nuestros alumnos para un futuro que no sabemos cómo será. No podemos enseñarles las respuestas que tenemos para hoy ya que no valdrán para el día de mañana, de ahí que nos sirvamos de las TIC para formar personas integradas en la sociedad, con buen juicio y con los fundamentos para que ellos encuentren sus propias respuestas.

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